Descripción
A simple vista puede parecer una gamba más. Y lo es, pero de una especie diferente. Su cuerpo es estrecho, la cabeza es resistente y el caparazón es mucho más tierno. También el color resulta peculiar, de un característico blanco nacarado, difícilmente pasa de los ocho centímetros. Si hablamos de su sabor, nos parece más que destacable la sensación dulce que este diminuto crustáceo deja al final de su paso por la boca, un crustáceo infrecuente que vulgarmente se conoce como Gamba Cristal.
No es un producto popular, ni siquiera se ve en los mercados, pero va cobrando protagonismo. Se capturan desde hace pocos años cuando se descubrió que esta especie no es una gamba blanca inmadura como se pensaba, sino que es una especie concreta que mantiene su pequeño tamaño durante toda su vida.
Su gracia está en el sabor y el toque crujiente que adquiere con la fritura la cascara. Enharinadas y tras un paso rápido por aceite de oliva caliente, conseguimos un bocado crujiente, amable, muy fácil de comer, al que le acompañamos con sal fina y huevos fritos sobre ellas.
Un revuelto diferente y peculiar.
